miércoles, 24 de noviembre de 2010

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domingo, 14 de noviembre de 2010

Coming Back to Life

Bueno, heme aquí otra vez… de donde en realidad nunca me he ido, pero sinceramente no confío tanto en la hiper-comunicación que se nos abre a través de ‘internet’. Un profesor mío dice “…puede que estemos ‘conectados’, pero ‘comunicados’ no lo creo…” y empiezo a pensar que tiene razón. Uno –en este caso yo- sube una nota, un texto, un algo y tal ves nadie lo lea… y no culpo a nadie porque no creo que una nota mía vaya a cambiar el curso de la vida de nadie… tampoco escribo para eso. Es como tirar un mensaje dentro de una botella desde Mar del Plata y esperar que lo lea alguien en Madagascar, y no solo que lo lea sino que lo aprecie y lo comparta. Es prácticamente jugar a lo imposible. Pero, volviéndome sobre mi mismo –eso es estrictamente lo que significa ‘re-flexión’-sinceramente he leído algunas cosas en Internet, en blogs y demás espacios por el estilo realmente reveladoras. Es una gran herramienta, sobre todo para aquellos que no somos, por así decirlo, seres humanos demasiado ‘sociales’. En realidad, todos somos sociales… nos nutrimos de una cultura situada histórico/culturalmente que puede ser mejor o peor, nadie lo elige –nadie puede elegirlo, así como nadie elige nacer- pero, en todo caso, renegar de eso es un contrasentido. He visto, más bien he ‘leído’ muchos ‘anglo-filos’ que se masturban pensando en la posibilidad en haber nacido en los países de la ‘cultura’, en este caso Inglaterra, pero también hay muchos ‘franco-filos’… y, en suma, hay pelotudos de todos los colores. Cuando digo algo por estilo me acusan de ser un ‘apologista’ de las banderas, el ‘patriotismo’, el ‘nacionalismo’, todas palabras fuera de moda. Sobre todo cuando el comentario lo hago en esos tan comunes círculos de ‘neo-hippismo’ bizarro de camisa de bambula y vacaciones en el Bolsón. No sé. Yo escucho los Beatles, Pink Floyd y King Crimson, pero de ahí a que me hagan un surco en la cabeza hay una distancia considerable. Últimamente no me siento cómodo en ningún círculo, por eso trato de no frecuentar ninguno. Ni siquiera estos círculos de cibernautas que anunciamos la revolución por ‘Msn’ o te mando la gacetilla de la guerrilla al ‘Hotmail’. No creo que nada de esto tenga sentido, o tal vez si, no sé. ‘¿y qué querés? ¿Ponerte un pasamontañas y romper los vidrios de un McDonald’s?’… y, no sé… seguramente al otro día le hagan juntar los vidrios al pobre flaco que labura ahí por dos mangos. No quiero nada. Tampoco me llena encerrarme como un pelotudo a jugar al intelectual leyendo “Ser y Tiempo” y hacerme un cuadro sinóptico con todos los ‘existenciarios’ del Dasein. Intenté con la poesía, pero la verdad, nueve de cada diez poetas me parecen una manga de imbéciles… solo disfruto con las poetizas, esas si que saben escribir, porque no juegan a ser difíciles ni hacen alarde de toda su formación humanística. ¿Qué sé yo? Tal vez me equivoque. Muy probablemente.

lunes, 26 de julio de 2010

2001 - Odisea en el Espacio [Facu]

[Cuando algo es lo que se propone Ser, cuando no proyectamos sobre las cosas más de lo que estas pueden ofrecernos, entonces es dificil sorprenderse negativamente -defraudarse- ante una respuesta que no satisface nuestras exigencias. No esperes demasiado de las cosas y estas siempre acabarán conformándote. No se... una máxima estúpida que se me ocurre al pasar, con el único fin de justificar que lo que sigue es solamente una interpretación -bastante básica, por cierto-, y, como toda interpretación, personalísima. Son solo algunos pensamientos que me han invadido mientras veía esta hermosa película que, les ruego, no dejen de ver - si aún no la vieron- más allá de la sensación que pueda llegar a dejar esta reflexión.]
Esta película expone de lleno una Antropología, no del tipo científica, sino más bien filosófica: se pregunta por el Sentido del Hombre; su origen y su futuro en cuanto a Esencia. Hay un elemento "extraño" que irrumpe 3 veces a lo largo de la película; he escuchado versiones que dicen que este elemento esta representando el origen extraterrestre de la vida y o de la inteligencia, pero no creo que sea este el punto. El elemento extraño me parece representar quiebre o rupturas en la historia del hombre, yo lo asociaría a la Divinidad -si la insipiente camada de ateos me lo permite-, representa el toque mágico-milagroso de la existencia humana o conciente. En su primera aparición vemos como un ser natural/salvaje despierta a lo que podría ser la Inteligencia o la racionalidad. Vemos luego cómo ese ser descubre rápidamente la aplicación primera y fundamental de la Inteligencia a lo largo de la historia humana: la destrucción. [Son las 5.00 am, estoy bastante cansado, lo seguiré en otro momento querida audiencia. jajaja]

lunes, 19 de julio de 2010

[ Razón?]

¿Si estuvieras en peligro por alguna circunstancia cualquiera intentarías usar tus brazos para defenderte? Creo que cualquiera que los tenga, se serviría de ellos, naturalmente. Así con los brazos como con las piernas, como aún inconscientemente nos servimos todo el tiempo de nuestros órganos internos. ¿Por qué no servirse de la Razón? Hemos descubierto sus límites y su parcialidad, y eso nos permitió condenarla a muerte. Hoy vivimos las consecuencias: despertamos del sueño dogmático a una realidad que se parece al infierno. ¿Acaso hemos inutilizado nuestras manos por tener tan solo cinco dedos? ¿Hemos condenado nuestra visión por acceder solamente a una estrecha frecuencia lumínica llamada "luz visible"? Esa sería la verdadera renuncia al mundo, y la especie entera perecería.
Considero que somos seres capaces de Razón, no una racionalidad absoluta, naturalmente, pero si susceptibles de pensamiento racional. Y si tenemos tal capacidad ¿Por qué negarla, por qué renunciar a ella? Estamos en posesión de un gran instrumento, una herramienta sin igual en el reino animal; luego, debemos sacarle sus frutos. Lo que en este momento me interesa de este instrumento es su aplicación práctica. Deberíamos poder pensar un plan, en vistas a un fin, considerando ciertas variables y ciertas prioridades, y así poder ordenar nuestras vidas de acuerdo a nuestro propio proyecto. Con esta simplicidad, tomada seriamente, se evitarían muchos contratiempos. La in-felicidad es siempre un grado de separación o escisión entre lo que mi mundo ES y lo que yo espero que sea. Algunos gritan: "No esperas nada del mundo, acéptalo tal cual es" pero nunca terminó de convencerme este tipo Oriental de conformismo. El mundo, mi mundo y el de cada cual, debe ser transformado para lograr una plena realización, y tal cosa debe ser hecha de acuerdo a un plan. Otros dicen: "Sería como proyectar una estructura al mundo que en si no le pertenece", lo cual, en parte, es verdad, aunque nosotros también somos parte de un mundo y creo que nuestra razón ha sido puesta en este lugar para ser aplicada. Su aplicación, según creo, resolvería no pocos problemas ante la falta de sentido por la que atraviesa la existencia. Debemos ser, al mismo tiempo, conscientes de sus limitaciones. Idear un plan que considere el azar. No se trata de construir un sistema de la realidad, en esa empresa han fracasado las mentes mas lúcidas de la historia. Sino, solamente, de esbozar un esquema; el simple esqueleto, básico, elemental, sobre el que querramos encarrilar nuestra vida. Lentamente, recuperaríamos el sentido perdido, sin despegarnos de nuestra finitud. La Racionalidad sería una simple sugerencia sobre la cual se edificaría una existencia no completamente racional. No es un proyecto demasiado ambicioso según lo pienso, aunque resultase sumamente útil.

lunes, 12 de julio de 2010

[ ]

Últimamente no he tenido ganas de escribir,
en realidad no he tenido ganas en absoluto... solo me han movido los "deberes". Esa es la esencia, creo yo, de los "deberes": es una coacción externa a uno mismo que uno mismo se impone... Es una contradicción que nos ocurre a diario. Por eso mueven independientemente del ánimo de cada quien. Si no fuese por estas construcciones abstractas que nos encanta hacer el mundo sería un lugar completamente distinto. No me quejo, solo lo describo. Me paso los días viendo documentales sobre el espacio estelar ¿Sabían que un día el Sol empezará a crecer de modo tal que engullirá completamente la Tierra? ¿Que una pequeña modificación en la órbita terrestre hubiese transformado el planeta en un lugar totalmente inhabitable para nosotros? ¿Que absolutamente todo (nosotros estamos incluidos) esta hecho de polvo estelar que alguna ves estuvo concentrado en un punto mas pequeño que una moneda? El fenómeno de la vida y, mas aún, el de la Conciencia, parece ser, a nuestros ojos, un verdadero milagro. ¿Por qué hemos podido pensar estas cuestiones? ¿Por qué la perversidad de la causalidad cósmica nos ha participado de un destino tan miserable? Constantemente me hago estas preguntas sin respuestas, en cualquier momento y en cualquier lugar... Trato de mantener estas ideas en la mente aún en la vida cotidiana... yendo a comprar, viajando en colectivo, lo que sea... se siente verdaderamente extraño. Las caras alrededor empiezan a recuperar sus facciones primatoides que la costumbre había discimulado. Cualquier conversación, incluso las mías, se vuelven vanas, superficiales, cómplices de una enorme conspiración intergaláctica cuyo objetivo es asesinarme. Y luego empiezo a despersonalizarme. Me separo de mi y me veo así como veía a los demás. Si en ese momento hablase de mi no haría bien si dijese "Yo". Luego la conspiración no es en mi contra sino en contra de todos nosotros. Y todos lo saben, pero quieren olvidarlo. Todos se miran buscando un refugio, una caricia, pero sin ceder demasiado. Todos estamos un poco afuera y un poco adentro, solo hay que aceptarlo y vivir con ello. ¿Qué es lo que queremos? ¿Que buscamos? ¿Por qué me siento tan bien por sentirme tan mal?
De lo que vale la pena saber... no sabemos nada.

http://www.youtube.com/watch?v=7cL_1bmYCzs

miércoles, 3 de marzo de 2010

Contra algunas estrecheces científicas [Facu]

“[sobre las “zonas erógenas”]... Todas ellas son utilizadas para producir, bajo un estimulo apropiado, determinada aportación de placer, de la cual surge la elevación de la tensión, que por su parte debe hacer surgir la energía motora necesaria para llevar a término el acto sexual. La penúltima fase del mismo es, nuevamente, la apropiada excitación de una zona erógena, de la zona genital misma en el glans penis, por el objeto mas apropiado para ello; esto es, la mucosa vaginal; bajo el placer de esta excitación produce se gana ahora, por caminos reflejos, la energía motora necesaria para hacer brotar la materia seminal. Este último placer es el de mayor intensidad y se diferencia de los demás en su mecanismo, siendo producido totalmente por una exoneración y constituyendo un placer de satisfacción, con el cual se extingue temporalmente la tensión de la libido.” [Fragmento de cualquier libro de Psicoanálisis]

¡Bravo! Nunca una descripción se alejo tanto de aquello que pretendía captar. Pocos tan interesados como los psicoanalistas en descubrir la naturaleza última y esencial de la sexualidad y, sin embargo, no logran dar en la tecla por la estrechez de los conceptos con los que quieren encerrar el todo. Pero no es solo una cuestión de palabras sino una entera perspectiva equivocada. Quien quiera apenas acercarse a la realidad sexual de un individuo tiene que olvidarse por completo de términos como “mecanismo”, “proceso”, “zona erógena”, “descarga de la tensión libidinal” entre otras ideas frías y pálidas de muerte que no conducen sino a una visión estrechísima para lo que se propone captar y a la ves demasiado amplia por ser aplicable tanto a un ser humano como a un topo. Lo preocupante es que la visión psicoanalítica de la sexualidad se apoya en un concepto de hombre demasiado contaminado de positivismo, por lo cual, lo sexual es solo uno de los tantos elementos humanos disecados, enflaquecidos al limite de la inanición y reducidos a meras conexiones causales. El psicoanálisis quiere construir un edificio con herramientas de papel de diario, y ya que lo específicamente humano es demasiado complejo para sus procedimientos de juguete, lo reducen y hacen del hombre una bestia reprimida. La reducción es tentadora pero no es fiel. Prefiero un verso de Bécquer a un libro de Freud.

“Yo me he asomado a las profundas simas
De la tierra y del cielo,
Y les he visto el fin, o con los ojos
O con el pensamiento.

Mas ¡Ay! De un corazón llegué al abismo
Y me incliné por verlo,
Y mi alma y mis ojos se turbaron
¡Tan hondo era y tan negro!”
Rima XLVII

domingo, 28 de febrero de 2010

Panegírico de la Conciencia [Facu]

Es en realidad la conciencia nuestra peor enemiga, y no lo digo en el sentido moralista. Que en ese sentido haya quienes no están conformes consigo mismo no habilita a una generalización como la que propongo. Lo que tengo en mente es la conciencia de si o autoconciencia, y esto implica inevitablemente una separación, una diferenciación entre lo que soy y lo que no soy yo. Mal que les pese a los partidarios de una unidad insulsa e ingenua esta diferenciación es esencial en el hombre y, como tal, forma parte de lo específicamente humano. La indiferenciación, en este sentido, implica una “conciencia” a-critica o dormida, razón por la cual no es verdaderamente conciencia. La distinción fundamental de la consciencia posibilita el juicio o la valoración de lo que es según un criterio o punto de vista especifico. En la particularidad del criterio quieren ver capricho los enemigos de la conciencia. No entienden que el mismo juicio que de ello se hacen no deja de ser un particularismo. Y aquí se trata de defender los particularismos por particulares que sean. Condenada o no a una subjetividad insalvable, la diferenciación fundamental es una condición necesaria para una visión del mundo que, en este sentido, significa condición de posibilidad del mundo. Sin esto nos perderíamos en una unidad indeterminada e inactiva cuya expresión religiosa es el “nirvana” o, más sencillamente, la nada. Si, recapitulando, lo que nos constituye como hombres es una diferenciación “genética” del mundo o el haber sido expulsados del paraíso por comer el fruto prohibido, y a su ves, la valoración que esa diferenciación posibilita esta condenada a lo particular subjetivo, concluimos en la versión abstracta o conceptual de la tragedia humana, con las ambigüedades que le son inherentes. Si ha de ser así, es, al parecer, lo más prudente, el camino de la sospecha como conciencia de lo endeble sobre todo, del propio criterio.-